Las canciones que, con tiempo, iré subiendo, son las típicas que se han cantado en el pueblo a lo largo de años. Muchas han sido recopiladas por Encarnación Lagunas Cabrerizo.
Siguiendo el orden cronológico del año natural, habrá canciones típicas de la Navidad, canciones que se cantaban en las rondas que se hacían en esas fechas tan entrañables. Recopilaremos algunas canciones referidas a las marzas. Habrá canciones tanto relativas a la propia Semana Santa como a toda la cuaresma, cuando las mozas iban de casa en casa pidiendo para el Santísimo.
En definitiva y con objeto de que no se pierdan las canciones que por uno u otro camino han llegado, se publicarán en ésta página. Es bueno que de vez en cuando puedan recordarse, tanto la letra como la musiquilla.
EL CABALLERO
Buenas noches a la una,
buenas noches a las dos,
buenas noches tengan todos,
buenas noches nos dé Dios.
Para empezar a cantar,
debajo de esta enramada,
señores licencia pido,
a la Virgen soberana.
Aquí vive un caballero,
aquí vive y aquí mora,
aquí vive un caballero
con su mujer labradora.
Aquí vive un caballero,
caballero puede,
tiene su mujer honrada,
y en su casa de comer.
Aquí vive un caballero,
caballero bien honrado,
sabemos que tiene vino,
mañana nos dará un trago.
Si este caballero fuera,
por los campos de Aragón,
se le cayera el sombrero,
se le alcanzará su amor.
Si este caballero fuera,
por los campos de Sevilla,
se le cayera el sombrero,
se le alcanzará su amiga.
Si este caballero fuera,
por los campos de Granada,
se le cayera el sombrero,
se le alcanzará su dama.
Caballero el sombrero,
es de la cinta marrón,
puede gobernar a un pueblo,
aunque sea de Aragón.
Caballero el sombrero,
es de la cinta amarilla,
puede gobernar a un pueblo,
aunque sea de Sevilla.
Caballero el sombrero,
es de la cinta dorada,
puede gobernar a un pueblo,
aunque sea de Granada.
Que linda es la zarzamora,
que está a la orilla del río,
más linda es esta señora,
que duerme con su marido.
Que linda es la zarzamora,
que está a la orilla del mar,
más linda es esta señora,
que duerme con su galán.
En el mar se crían berros,
y a la orilla caracoles,
y a esos niños pequeñitos,
no les faltarán amores.
A esos niños pequeñitos,
que tenéis a vuestro lado,
Dios les dé salud y gracia,
y verles en buen estado.
EL SABADITO
Sabadito por la tarde,
por tu puerta me paseo,
domingo por la mañana,
me pongo en el baptisterio.
Por ver si tu vas a misa,
con tu talle y tu meneo,
que hasta los casados dicen:
¡quien pudiera ser tu dueño!.
A la entrada de la Iglesia,
entras con grande silencio,
y al tomar agua bendita,
solo tomas con dos dedos.
Al hincarte de rodillas,
delante del sacramento,
y al decir Señor pequé,
tres golpes diste al pecho.
En la Misa bien te vi,
en el sermón no me acuerdo,
al decir et misa es,
yo me he salido el primero.
Hacer corrillo en tu puerta,
allí me quité el sombrero,
para hablar con tus amigos,
ya que contigo no puedo.
Si estuvieras junto a mi,
lograría mis intentos,
pero como no lo estás,
principio los Sacramentos.
El primero es el bautizo,
bien se que estás bautizada,
en la pila del bautismo,
para ser buena cristiana.
Segundo es confirmación,
bien se que estás confirmada,
que te confirmó el obispo,
y te dio una bofetada.
El tercero es penitencia,
esa cumplidla por Dios,
si la penitencia es larga,
la cumpliremos los dos.
El cuarto es la comunión,
es cosa muy regalada,
que no se puede tomar,
no estando bien confesada.
El quinto es la extremaunción,
eso es para los enfermos,
harto malito estoy yo,
ruego a Dios me ponga bueno.
El sexto que es la orden,
para quien se quiera ordenar,
esta noche en la ventana,
la palabra me has de dar.
El séptimo es matrimonio,
es el que vengo a buscar,
si es tu gusto o es el mío,
contigo me he de casar.
LA HERMOSURA
Dama si quieres oír,
de tu hermosura cantar,
incorpórate en la cama,
que vamos a principiar.
Principio por la cabeza,
por ser el primer lugar,
tienes una mata pelo,
que se te puede envidiar.
El peine que te lo peina,
no es de palo ni es de hueso,
que tiene cuatro esquinitas,
y en cada esquina un letrero.
La primera es una estrella,
la segunda es un lucero,
la tercera es una dama,
y la cuarta un caballero.
La peineta que te pones,
en ese pelo clavada,
arriba la mantillina,
pareces enamorada.
Esos ojos y pestañas,
y esas arcillinas cejas,
son fatigas para mi,
hasta dolores y penas.
Esas narices de barro,
de barro muy almaceno,
de barro como las mías,
y otro poquito más bueno.
Esos dientes menuditos,
como la sal de moler,
esos labios puliditos,
para besar al placer.
Esos labios puliditos,
y esa lengua encantadora,
con ella dices que sí,
piadosísima señora.
En el hoyo de tu barba,
tengo encerrado mi amor,
y si no lo desentierro,
voy a morir de dolor.
Esos pechos redonditos,
que parecen dos manzanas,
parecen campanillitas,
que a los corazones llaman.
De la cintura para abajo,
en eso yo no me meto,
que es cosa muy delicada,
donde tengo el pensamiento.
Quien fuera clavito de oro,
donde cuelgas el candil,
para verte desnudar,
y a la mañana vestir.
LAS OBRAS DE MISERICORDIA
Las obras de misericordia,
ya sabes que son catorce,
si las quieres aprender,
sal a la puerta esta noche.
La primera es enseñar,
a mi tú me has enseñado ,
que es larga vida y penosa,
la vida de enamorados.
La segunda es dar consejos,
a mi todos me aconsejan,
que te olvide prenda mía,
y a mí tu amor no me deja.
La tercera es corregir,
corrige bien tus amores,
que a mi corazón le tratas,
con desaires y horrores.
La cuarta que es perdonar,
perdona tu mis amores,
que a mi corazón le tienes,
cautivo con tus prisiones.
La quinta es consolar,
yo gran consuelo tuviera,
si yo tuviera esta noche,
tu brazo por cabecera.
La sexta que es sufrir,
sabe Dios lo que tu amor,
hace pensar y sufrir,
a mi pobre corazón.
La séptima es rogar,
ruego que me des el sí,
y quiera Dios que esta noche,
contigo poder dormir.
Las corporales:
La primera es visitar,
bien sabes que estoy enfermo,
y no me vienes a ver,
bien sabes donde yo duermo.
La segunda es de comer,
bien sabes que estoy hambriento,
y a mi tus amores niña,
me tratan con desaliento.
La tercera es de beber,
bien sabes que estoy sediento,
si no me apagas la sed,
me muero de sentimiento.
La cuarta que es dar posada,
niña, dádsela a mi amor,
que por los caminos anda,
sin consuelo y con dolor.
La quinta es de vestir,
quisiera dama querida,
que te vistieses de gala,
para ir al baile un día.
La sexta que es redimir,
consuélame mis amores,
que estoy en el cautiverio,
cautivo por tus prisiones.
La séptima es enterrar,
bien enterrado me tienes,
que no hay table como el tuyo,
ni mejor que el que tu tienes.
LOS MANDAMIENTOS
Si mi amor fuera dudoso,
y yo mi intento lograra,
a esta pulida doncella,
los Mandamientos cantaba.
En el primer Mandamiento,
me manda Dios que te ame,
te amo más que a mi vida,
aunque la vida es amable.
El segundo es no jurar,
He echado mil juramentos
de no olvidarte jamás,
ni sacarte de mi pecho.
El tercero es oír Misa,
nunca estoy con devoción,
siempre estoy pensando en ti,
prenda de mi corazón.
En el cuarto yo he perdido,
a mis padres el respeto,
sólo por hablar contigo,
dos palabras en secreto.
En el quinto no he matado,
a ninguno vida mía,
si otro galán te rondara,
yo no sé lo que le haría.
Niñas que al balcón salís,
meted los vestidos dentro,
que hacéis pecar a los hombres,
en el sexto Mandamiento.
En el séptimo no he hurtado,
ni he pensado hurtar a nadie,
solo he de hurtar a una niña,
si no me la dan sus padres.
En el octavo no he levantado,
falso testimonio a nadie,
como a mi me lo levanta,
una niña de esta calle.
Noveno no he deseado,
mujer en toda mi vida,
solo te deseo a ti,
prenda del alma querida.
En el décimo no he codiciado,
a ninguno yo sus bienes,
no hay bienes en este mundo,
niña como tus quereres.
Sepas que estos Mandamientos,
se cierran de dos en dos,
que me quieras y te quiera,
y nos queramos los dos.